Fábula
El sapo y la mosquita
Un sapo cantaba en una laguna, y una
mosquita que por allí pasaba, le preguntó: “¿Por qué cantas tan seguido si no
tienes buena voz?”
El sapo le respondió: “Sí tengo buena
voz, lo que pasa es que tú, por estar muy alejada, no la puedes apreciar bien.
Si te acercas un poco y prestas atención, captarás la buena voz que poseo.
La mosquita, sin dudarlo, se le acercó
y, en tono burlón, le dijo: “Canta.” El sapo abrió la boca y, repentinamente,
su lengua se estiró hasta tocar a la mosquita. Acto seguido, se la comió. El
sapo, muy tranquilo, otra vez empezó a cantar: croc, croc; croc, croc,
esperando, hallar a su paso, a otro buen admirador.
Lima, marzo de 2014
Jack
james flores vega