EL
HIPOPÓTAMO Y LA MARIPOSA
Una
mariposa multicolor se posó en el lomo de un hipopótamo.
-Hipopótamo,
¡qué grande eres! –le dijo-. ¿Cuánto pesas?
-Uf. Peso
unos dos mil quinientos kilos. ¿Y tú?
-Yo, ni
medio gramo.
-Sin
embargo, le dijo el hipopótamo-, eres muy bonita.
-Sin
embargo, -replicó la mariposa-, eres muy fuerte, yo muy débil.
El
hipopótamo se preocupó:
-No importa, podemos ayudarnos. Tú, en lo que yo no pueda alcanzar, y yo, en
aquello que te pueda amenazar.
-De acuerdo -dijo la mariposa. Y anduvo con el hipopótamo un largo trecho, hasta que llegaron a un cercado de redes y alambres, dentro
del cual había filas de flores. Era un invernadero.
-Hipopótamo, -le dijo la mariposa-, ¿no podrías derribar la alambrada y redes de ese lugar?
Quiero alimentarme del néctar de esas flores y sin tu ayuda, no lo lograré.
-Claro, -asintió el hipopótamo orgulloso, y de una sola embestida tumbó todas las vallas.
La mariposa, alegre, se posó en las flores y se puso a chupar. En eso aparecieron
los dueños, y con palos y escopetas empezaron a perseguir al hipopótamo. "¡Fuera, animal horrible, fuera!", le gritaban. El hipopótamo corrió espantado, esperando que la mariposa lo acompañe en su huida, pero ella
seguía alegre chupando, sin importarle la suerte de su amable socio.
Lima, 14 de marzo de
2020
Jack Flores
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