Fábula
El zorro y la oveja
Un zorro caminaba por un sendero cuando de pronto, escuchó un conocido
sonido: ¡bee, bee!, y se detuvo para mirar. Era una oveja que se había alejado
de su rebaño y ahora estaba perdida. “Es ahora o nunca”, se dijo el zorro. Y
acercándosele se dispuso a atacarla. La oveja, al advertir la presencia del
temido amigo, solo atinó a decir.
-¡Señor zorro, ayúdeme, mi madre está agonizando!
El zorro se quedó sorprendido. “¿Su madre agonizando? Umm, mejor comer
a una oveja grande que a una pequeña”. ¡Ya,
dime dónde está tu madre, yo la voy a ayudar!
La oveja se apuró en indicarle unos arbustos grandes.
-Ahí, detrás de esos arbustos está mi madre, echada, pero apúrese en
ayudarla y corra de una vez porque he visto que por aquí está rondando el puma.
El zorro, sin pensarlo dos veces, se lanzó a toda carrera a través de
los arbustos. Pero, pobre, no se dio cuenta que detrás de los arbustos había un
hueco grande; y ahí fue a dar. Segundos después asomó la oveja.
-¿Y, no me dijiste que tu madre estaba agonizando, por qué me engañaste?
–reclamó el zorro desde su encierro.
-Yo no fui, señor zorro, yo no fui, seguramente ha sido mi hermana, espere y la regañaré –y sin decir
más se alejó del lugar.El zorro juró encontrarla, encontrarla y hacerle pagar.
jack flores vega
Lima, 10 de abril de 2017
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